La llegada de NASCAR a México es más importe de lo que crees

NASCAR hace historia en México: un fin de semana inolvidable que confirma la pasión del público y el potencial del país como sede internacional del automovilismo

Cortesía: Chris Graythen para Getty Images.

El rugir de los motores volvió a retumbar en el Autódromo Hermanos Rodríguez, y esta vez con un significado mucho más profundo. Lo vivido durante el NASCAR Mexico City Weekend fue mucho más que una simple fecha del calendario: fue una declaración de amor entre la afición mexicana y una de las categorías más emblemáticas del automovilismo norteamericano.

Desde la victoria de Shane van Gisbergen en la “Viva México 250”, celebrando en el podio con un sombrero charro y champaña en mano, hasta el apoteósico recibimiento a Daniel Suárez, este fin de semana no sólo marcó historia: confirmó que NASCAR y México están destinados a construir algo grande juntos.

El alma del automovilismo está en el público

La respuesta de los aficionados fue abrumadora. A pesar de la lluvia, de los horarios complicados y de una agenda maratónica, el público no abandonó las gradas. Y eso dice más que cualquier estadística. México quiere NASCAR. La pasión por los motores es real, y lo más valioso es que no está condicionada por el nombre del piloto ni por la categoría; está enraizada en la cultura automovilística nacional.

El momento más simbólico llegó el sábado, cuando Daniel Suárez cruzó la meta como ganador de la NASCAR Xfinity Series. No era la Cup Series, pero no importó. El grito del público, las lágrimas, los abrazos, el orgullo colectivo... Su victoria fue la cereza del pastel. Fue un mensaje claro: cuando un mexicano triunfa en casa, el país entero lo levanta.

El poder del contacto humano

Pilotos como Joey Logano, Kyle Larson, Bubba Wallace y Ty Gibbs, aunque menos conocidos para muchos fans locales, quedaron sorprendidos por el fervor y la calidez de la afición. En su participación en el podcast Drive Me Reckless de Q8 Magazine, Logano confesó que este fue su primer viaje fuera de Estados Unidos, y que su percepción sobre México cambió por completo. “La gente, la energía, la pasión... me abrió los ojos”, comentó.

Eso es lo que puede lograr el automovilismo cuando se quita los límites. Más allá de la pista, este tipo de intercambios culturales construyen puentes. En un contexto geopolítico tenso, ver a pilotos y fans unidos por la emoción de una carrera envía un mensaje poderoso: el deporte puede ser una fuerza de unión.

Detalles a pulir, pero de todo se aprende

No todo fue perfecto, y es justo decirlo. El calendario debe ajustarse: las series nacionales como la NASCAR México Series merecen más respeto. Su final se vio opacada por la fatiga del público tras un día maratónico. No se trata de compararlos con estrellas internacionales; se trata de reconocer que estos pilotos también entregaron el alma en la pista. Una agenda que vaya de menos a más ayudaría a que cada momento reciba la atención que merece.

Del mismo modo, se podría generar más ruido mediático previo al evento. Existen figuras gigantescas en la parrilla que pueden conectar profundamente con el público mexicano, y no se ha explotado ese potencial. Activaciones, entrevistas, interacciones... NASCAR no es sólo una carrera, es una experiencia, y los fans mexicanos están listos para vivirla al 100%.

NASCAR, el unificador

Lo dijo Ben Kennedy, Vicepresidente Ejecutivo de NASCAR: este fue más que un evento. Fue un momento histórico. El 90% de los asistentes eran mexicanos, y el 44% provenía de Ciudad de México. No fue turismo. Fue una respuesta local, orgánica y genuina.

Jeff Gordon también lo captó a la perfección cuando, al dar la orden de arrancar motores en español con su encantador “pilotos, start your engines”, comentó: “La energía de estos aficionados es algo que no he visto en ningún otro lugar”.

Daniel Suárez lo dijo mejor que nadie: “Todo este fin de semana superó mis expectativas. Me siento muy afortunado. Espero que podamos repetirlo muchas veces más”.

¿Y ahora qué?

Ahora viene lo importante: capitalizar este momento. NASCAR no sólo debe volver a México, debe crecer en México. Y para eso necesita algo más que motores. Necesita inversión, atención, contenido local, conexiones reales con los fans. Porque lo que vimos este fin de semana fue una historia de amor que apenas comienza.

Y créeme: es más importante de lo que crees.


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