¿Quién es Tom Kristensen y por qué es tan importante en las 24 Horas de Le Mans?

El piloto danés que convirtió la resistencia en leyenda y forjó su nombre en las curvas eternas de Le Mans

Tom Kristensen es el piloto más prolífico en la historia de Le Mans y Rolex Testimonee. Cortesía: ©Rolex / Andrew Baker.

Por décadas, las 24 Horas de Le Mans han sido algo más que una carrera: son una prueba cruda de resistencia, precisión y temple. No es sólo velocidad lo que se mide durante un día entero sin descanso, sino carácter. Dentro de ese teatro de máquinas y voluntad humana, hay nombres que han quedado tallados en la historia. Uno de ellos —quizá el más imponente— es el del danés Tom Kristensen.

Conocido como Mr. Le Mans, su apodo no es un exceso publicitario, sino una forma de resumir una carrera que desafía la lógica: nueve victorias absolutas en la legendaria prueba francesa, seis de ellas consecutivas. Kristensen conquistó Le Mans de maneras inimaginables.

Su historia con esta carrera comienza en 1997, cuando llegó casi de improviso al asiento de un prototipo Joest Racing. Faltaban cuatro días para la salida, y era apenas un recién llegado en el universo del endurance. Pero sorprendió a todos: marcó la vuelta más rápida de carrera y se llevó la victoria. Fue el inicio de un legado. Años más tarde, Kristensen recordaría ese momento con total claridad:

“El mejor recuerdo es mi primera victoria en las 24 Horas de Le Mans en 1997. Había fichado por Joest Racing tan sólo cuatro días antes de que empezara la carrera, y logré batir el récord de vuelta y ganar la carrera. Había alcanzado mi objetivo final. En aquel momento no tuve ni un momento para reflexionar ni disfrutarlo, así que cuando gané con Audi en el año 2000 quise atesorar esa segunda victoria al máximo. Por eso, decidí comprarme un Rolex Daytona y lo grabé especialmente para conmemorar ese momento. A día de hoy, ese reloj es muy importante para mí y me recuerda la determinación de mis primeros años en el deporte”.

Vista aérea del circuito de la Sarthe. Cortesía: ©Rolex / Stephan Cooper.

Mientras otros corredores sueñan con ganar una vez, Tom Kristensen lo hizo nueve veces entre 1997 y 2013. Lo extraordinario aquí fue la consistencia: 14 podios en 18 participaciones, tres vueltas rápidas y una pole position. Únicamente en cuatro ocasiones no terminó. Su enfoque metódico, su resistencia mental y física, y su capacidad de trabajo en equipo lo convirtieron en una referencia para generaciones de pilotos.

Kristensen no fue el más ruidoso, ni el más mediático, pero sí uno de los más respetados. En Le Mans, donde las noches son largas, los errores cuestan carreras y la lluvia no avisa, su presencia se sentía como una garantía de que algo grande podía pasar. Su asociación con fabricantes como Audi impulsó una era dorada del prototipo moderno, en la que la tecnología, la eficiencia y la estrategia jugaron papeles clave. Pero incluso en esa sofisticación creciente, el piloto seguía siendo el alma del coche. Y en eso, Tom siempre supo llevar la batuta.

Tom Kristensen y sus compañeros de equipo posan antes de su debut y primera victoria en 1997. Cortesía: ©Rolex

Este año, mientras las luces verdes se encienden y los motores despiertan en la recta de La Sarthe, el nombre de Tom Kristensen volverá a flotar en el ambiente. No porque corra, sino porque encarna todo lo que esta carrera significa: la búsqueda incansable de un ideal, el respeto por la historia y el deseo de llegar más allá del límite.

Y es que en Le Mans no se trata solamente de ganar. Se trata de resistir. De transformar el tiempo en legado. Y en eso, Tom Kristensen ya cruzó la meta hace mucho.


DESCUBRE

Anterior
Anterior

Guía Básica para entender las 24 Horas de Le Mans 2025

Siguiente
Siguiente

Qué autos aparecen en la serie de Amazon Prime: Motorheads